metáfora (2)

Cuando cerraste la puerta, el ruido enmudeció mis latidos y sentí mucha culpa.
Se violentó mi respiración, empecé a convertirme en otro. Y ahora miro hacia atrás del camino para no repetir los pasos fallidos.
Y sí, lloré como no tienes idea, y más cuando no debía.
Pero ya no me siento mal. Sé que existen muchas otras personas.
Si no disfruté estar contigo, es porque me equivoqué de persona.

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