Deseos
Después de tanto, Víctor lo consiguió, logró que su hijo volviera a la vida, pero, con un problema. Edward, el renacido hijo de Víctor, no era más que un saco de carne.
La habitación de Edward fue remodelada y convertida en un congelador. En las mañanas, el Víctor debía sacar Edward del congelador para luego colocarlo en el patio de la casa para descongelarlo, y claro pues, estar pendiente de que no se pudrierá mucho al llevar sol.
Pero al Sr. Víctor no le importaba porque tenía a su hijo con él, hasta que en navidad, este le pidió un perro.
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