Verdadero

El verdadero amor existe. Es natural. Yo lo sentí con ella, lo mismo que otras chicas con otros chicos y viceversa. Cuando amas a una persona, lo haces no con el pensamiento, sino con el corazón, siempre que éste se encuentre abierto a la posibilidad. Con ella, al principio, no me sentí más que una impresión de maravilla. Pero pronto empecé a sentir su contenido, su ser: ella era universo. Poco a poco, fui conociendo su universo, su ser, que estaba inscrito en su cuerpo, en sus piernas, en sus brazos, en su cabeza, en su cara, en sus labios, en sus ojos, en sus orejas, en sus senos, en su espalda, en sus pies y por todas sus partes. Nada había sido dejado al azar en su realización, nada estaba desprovisto de significado y valor en ella. Fue entonces que con el tiempo, se fue aclarando en mí la intención cósmica de su existencia. A partir de ése momento pude saber, conocer, reconocer y sentir sus pensamientos y sus sentimientos. Yo había captado el sentido de lo que quería transmitir ella con su vivir, de lo que valía su sonrisa, sus pestañeos, sus pasos y más. Y no sólo en un sentir sino en todos los sentimientos y emociones que en su mirada se conectaban conmigo. Era arte. Estar con ella era arte. Verdadero arte. Verdadero amor.

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