Asimilar el 14
Se despertó luego de haberla soñado, a los pocos minutos, no hizo más que llamarla, decirle un poema y notificarle que tenía un regalo para ella. A las horas, con unos colegas fue a comprar regalos, y vio como cada uno le entregaba el suyo a su pareja, mientras se preguntaba: ¿Cómo lo haré yo?
Se hizo de tarde, y luego empezó a anochecer. Un mensaje bioeléctrico llegó al Facebook, diciendo que él fuese en ese mismo momento a llevar su regalo para ella, pero estaba lejos, tanto del regalo como de ella. Corrió junto a dos colegas, uno tuvo que marcharse, y el otro sí logró llegar con él a su casa. Buscó el regalo, su Papá estaba en casa y le dio un aventón a la casa de ella, pero resulta que había perdido el celular para poderla llamar.
Así que fueron a casa del antiguo colega a buscarlo, lo encontraron y siguieron. Al llegar a la casa de ella, él llamó tres veces y no contestó, pero apareció para abrir las puertas de su casa. Pero las puertas no se abrieron, tres juegos de llaves se usaron y ninguna abrió la puerta; el destino estaba siendo cruel.
Al final, ella pudo abrir la puerta, el colega se había marchado, y sólo quedaban ellos dos. Él entregó el regalo, a ella le fascinó. Ella le dijo que quería darle algo, pero no sabía qué, además de qué no consiguió algo que pudiera gustarle. El respondió: Con tu presencia me basta.
La noche siguió y no hicieron más que hablar, él le decía que cuando mira al cielo y está la Luna en cuarto creciente o menguante, piensa en ella...
Y tuvo que pasar una semana para que él lograra asimilar el 14, que es ese día de todos los años, que nunca olvida... tanto sea por estar solo, como por estar acompañado.